Tierras de penumbra

Un intenso amor y una gran conexión entre ambos hace que la película sea una gran obra, cargada de sentimientos, ideas enfrentadas pero a la vez unidas. Lewis lleva una vida tranquila con su hermano Warnie que se verá interrumpida por la activa Gresham, con su comportamiento desinhibido que ofrece un agudo contraste con la rigidez de Lewis aferrado a la vida tranquila y culta de la universidad. Cada uno le proporciona al otro nuevas formas de ver el mundo.
Es una película de grandes frases, frases y momentos que hacen pensar, sobre todo la escena de Hopkins y el niño, los ojos se humedecen en varias ocasiones. Es un film para reflexionar sobre diferentes situaciones de la vida y problemas inesperados que llegan y a los que hay que hacer frente de una u otra forma. Cuenta con algún pequeño destello de fino humor, diálogos ricos y bellos e interpretaciones perfectas, en la que el director Attenborough imprime un cuidadoso y controlado estilo, que deriva paulatinamente hacia el romanticismo más delicado y conmovedor.
Hay quien la tacha de dramatismo puro y duro, pero va más allá, es mucho más que eso. La película conmueve y no sólo por las interpretaciones de los dos protagonistas, sino porque los diálogos tan cuidados y estructurados expresan los sentimientos con verosimilitud y coherencia.
Hay frase maravillosas como la de "el dolor del ahora es parte de la felicidad del mañana. Ese es el trato", son diálogos maravillosos. Por otra parte, la soledad está muy bien tratada. Cómo una persona un tanto fría, solitaria, suya… encuentra en otra persona la paz, el sosiego, la serenidad y cómo esa persona, en este caso Joy, es paciente con Lewis y sabe hacerle feliz.
Sin lugar a duda una gran película sobre el sentido de la vida, cargada de emociones y reflexiones.
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