
Los cambios en el peinado, el sonado implante capilar de Bono, o las alzas en el calzado de Sarkozy, no dejan indiferentes a los votantes. Incluso cualquier actuación que hagan, tipo de comportamiento, afecta a la hora del voto. Pero parece que actuamos de una manera frívola y banal a la hora de juzgar a un político ¿Deberíamos juzgarlo por su buena actuación, y buen liderazgo en el desempeño de su actividad, o por un mal gesto o una mala imagen? Dicen que una imagen vale más que mil palabras y quizá sea verdad aplicado en este contexto. Un político bien vestido, con buena apariencia, atractivo… se tiene más en cuenta que el discurso de turno que pueda ofrecer en un mitin.
Yo estoy de acuerdo en que los políticos cuiden su imagen. Son personas públicas que nos representan, y ¿por qué no han de estar a lo último en tendencias? Política e imagen son totalmente compatibles, auque a veces no se consiga, como en el caso de algunos políticos como Rajoy con esa barba que tan poco le favorece o Carme Chacón en alguna ocasión sobrada de maquillaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario