jueves, 3 de diciembre de 2009

Tiempo Indefinido


Del amanecer de los tiempos venimos. Hemos ido apareciendo silenciosamente a través de los siglos, hasta completar el número elegido.
Hemos vivido en secreto luchando entre nosotros por llegar a la hora del duelo final…

Los Inmortales.


Todos hemos soñado alguna vez con la inmortalidad.
Vivir para siempre, no morir… La existencia perdurable a través de los años, los siglos…

Ser inmortal es una ilusión, una fascinación que creamos en nuestra mente.
La inmortalidad es considerada la respuesta a la angustia y al miedo que produce en el ser humano, la consciencia de su mortalidad y contingencia.
De ahí pensar en la inmortalidad porque supone la evasión a la muerte.

Pero ser inmortal es baladí, como dice Borges en su cuento El Inmortal.
Menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte. Lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal. Pese a las religiones, esa convicción es rarísima. Israelitas, cristianos y musulmanes profesan la inmortalidad.
Esto significa introducirse en el mundo de las religiones.
Para los creyentes la inmortalidad es, básicamente, la continuación de la vida más allá de la apariencia de la muerte física.
La promesa de una vida eterna es característica de las religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islam).
El cuento de Borges, valiéndose de la literatura, la religión y la filosofía, plantea los efectos que causaría la inmortalidad en los hombres.

Pero pensar en la inmortalidad implica una serie de dudas e inquietudes.
El creerse inmortal o querer ser inmortal supone riesgos.
Alguien que viviese eternamente se sentiría frustrado, no se realizaría como persona. Y sino, sólo hay que fijarse en el personaje de Christopher Lambert (Connor MacLeod) en su interpretación en la película Los Inmortales de Russell Mulcahy. Es una persona infeliz que lleva viviendo siglos y siglos, amando a diferentes mujeres y siempre las ve morir, él nunca se marcha con ellas, permanece eternamente en la vida.
El destino de los Inmortales en el film es combatir entre ellos para alcanzar el premio final. La naturaleza exacta del premio no queda clara, aunque parece consistir en poder escuchar y controlar los pensamientos de la gente, y poder así influir en los destinos del mundo a través de sus gobernantes.
Esta película me recuerda en algunas escenas - flashbacks (retrocesos al pasado), a Braveheart. Cuando William Wallace luchaba por liberar Escocia de los Ingleses. Las vestimentas, la época, los paisajes… parece como si estuvieras visionando Braveheart.
También se asemeja en escenas de aprendizaje, a la Guerra de las Galaxias, cuando Yoda enseña a Luke. Y me recuerda por otra parte a la Leyenda del Zorro, cuando el Zorro enseña al que va a ser el nuevo Zorro a luchar y combatir. Es muy similar a las enseñanzas de Juan Ramírez Sánchez Villalobos a Connor MacLeod, del clan escocés en Los Inmortales.
Los Inmortales están sujetos a varias reglas sagradas a lo largo de sus vidas: no pueden luchar en terreno sagrado, es decir, en una iglesia. Los duelos deben ser uno a uno, sin interferencias externas de otros Inmortales. El vencedor asume los poderes del derrotado. No pueden engendrar hijos. Y por supuesto, no envejecen, perduran siglo tras siglo.

Analizando esta forma de vida, donde no puedes envejecer, no puedes engendrar hijos, ni morir al lado de la persona a la que amas… es muy triste.
Yo creo que nadie podría vivir feliz siendo eterno. Llegaría un punto en la vida que te cansarías de hacer siempre lo mismo.
La vida terrestre no puede ser eterna. Existe un tope para nuestro desarrollo mental y hay un tope también para nuestro desarrollo biológico.

La inmortalidad supone elegir una etapa de la vida pero ¿cuál? Y aquí comienza el conflicto porque en la realidad estamos cambiando constantemente. La idea de una situación estática como sería la inmortalidad, para nosotros es algo absolutamente impensable, pero Borges en su libro El Inmortal, se lo plantea.

Nadie podría plantearse habitar una vida sin fin. Sería su propio fin. Se volvería loco, perdería el norte, se volvería una persona errática.

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